LA AUTOCONCIENCIA: BASE PARA LA SABIDURIA EMOCIONAL
La Auto-conciencia implica percibir conscientemente nuestro estado de ánimo, nuestros recursos e intuiciones;
dónde estamos, qué tenemos y qué necesitamos, para emprender el camino. Es una
de las claves de la Inteligencia emocional, y el punto de partida básico para
sumergirse en la gestión emocional -tanto de emociones agradables como
desagradables-. Tal y como nos comentaron Doris Martin y Karin Boeck (2001):
En ocasiones interpretamos erróneamente la emoción y la
necesidad, tomando decisiones equivocadas, en estos
casos recurrimos a censurar nuestras emociones -sobre todo las que resultan
desagradables-, a racionalizaciones, sublimaciones, etc.
Cuando tenemos
claras cuáles son nuestras necesidades, tomamos decisiones y actos encaminados
a dirigirse hacia ello; se trata de ir en coherencia con nuestra línea de vida.
El ejercicio de la Auto-conciencia requiere
continuidad y práctica; a medida que ésta se vaya desarrollando, se adquiere el
hábito de estar más conectado, y no es necesario tener que dirigirle una
atención consciente y exclusiva. Es decir, cuando el canal esta abierto, una vez se nos presente un
estímulo significativo en el plano emocional, éste llega a nosotr@s; eso
sí, siempre que el canal esté abierto, y estemos dispuestos a hacerle sitio.
La vivencia
de la emoción acostumbra ser exteriorizada por medio de las sensaciones
corporales, por lo cual, es primordial aprender a conectar y contactar con
nuestro cuerpo.
Para
profundizar en nuestras emociones y en nuestra percepción interior podemos
comenzar por:
- Inicialmente, comenzar a poner atención a las sensaciones físicas que percibimos en nuestro cuerpo -aunque en ese momento no “parezca que no estén transmitiendo nada”. Es en el cuerpo donde se vive el cruce e interacción de las emociones y el pensamiento. Por eso necesitamos estar habituad@s a “sintonizar” con nuestro cuerpo para identificar mejor qué sucede.
- Aprender a identificar y diferenciar entre las diversas emociones que podemos sentir, su riqueza. Es la mejor forma de poder “gestionarlas” y exteriorizarlas según creamos necesario.
- El siguiente paso consiste en adquirir la habilidad de aprender a medir su intensidad; si solamente somos conscientes de ella cuando son de gran intensidad es más probable que nos lleven a perder el control
Mayer y en su misma línea Goleman, propusieron que
la Auto-conciencia estaba compuesta por otras subcompetencias o componentes que
se citan seguidamente:
- Identificación de los afectos y percepción consciente acerca del efecto que generan en nosotr@s
- Conciencia emocional: ser capaces de percibir lo que estamos sintiendo, diferenciando entre los matices de diferentes emociones
- AUTOCONFIANZA: creer y confiar en los propios valores y capacidades; indispensable para crecer y promover la motivación.
- AUTOESTIMA: conocimiento y valoración acerca de nuestras fortalezas y puntos a desarrollar, creyendo en nuestra capacidad para desarrollarnos.
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